jueves, 27 de octubre de 2011

CUENTOS INFANTILES




1)          BLANCA NIEVES Y LOS 7 ENANITOS
Había una vez, una joven princesa llamada Blanca Nievesque era muy muy guapa. La belleza de la joven princesa iba siendo mayor según iban pasando los años.
Su madrastra, la reina, estaba celosa, pues no podía soportar queBlanca Nieves fuera más guapa que ella. Así que un día, la reina mandó a un leñador que cogiera a la joven princesa para llevársela al bosque y matarla.

Sin embargo, el leñador que era un hombre bueno en el fondo, la dejó escapar y le dijo: “Blanca Nieves, busca un escondite en el bosque y no salgas de allí“.
Blanca Nieves, llegó sin casi fuerzas al interior del bosque dónde encontró una pequeña casa con camas muy pequeñas y como no había nadie se quedó allí para dormir. Allí, los siete enanitos encantaron a la joven princesa durmiéndola profundamente.
La madrastra que en realidad era una bruja, supo que Blanca Nieves se encontraba en la casa de los siete enanitos, así que se disfrazó de una viejita y le fue a entregar una manzana roja, la cual estaba envenenada.
Los siete enanitos fueron en busca de la bruja para acabar con ella, pero una vez la bruja había muerto, se encontraron con Blanca Nieves tirada en el bosque, pues había tomado un bocado de manzana envenenada.
Sólo cuando un príncipe le diera un beso a Blanca Nieves, conseguiría despertar. Y así fue, un día un joven príncipe la besó, y vivieron felices para siempre.  FIN













           2)          EL PRINCIPE Y EL MENDIGO

Erase una vez, un par de niños gemelos, de una familia de la realeza, que al nacer son separados, ya que su familia sólo podía mantener económicamente a un príncipe.
Uno de los niños acaba siendopríncipe del reino, y el otro acaba mendigando, que fue el que abandonaron sus padres en la calle.

Alex, el príncipe, a la edad de 6 años, no sabe nada de su hermano Luis, el mendigo. Y Luis, tampoco conoce que tiene un hermano gemelo.
Pero un día, cuando ambos tenían seis años, se encontraron por la calle y rápidamente se reconocieron como si estuvieran mirándose al espejo.
Ese día estuvieron conociéndose y contándose historias alucinantes sobre cómo era la vida de cada uno.
Después de hablar durante varias horas, se les ocurrió la idea de intercambiarse en sus vidas, el uno por el otro. Y así lo hicieron…, Alex se vistió con la ropa de mendigo, y Luis se puso la vestimenta de príncipe.
Pasaron dos semanas, y en el reino notaron diferente al príncipe, hasta tal punto que llegaron a pensar que estaba loco, ya que se le habían olvidado todas las costumbres del palacio.
Cuando estuvieron a punto de ingresar al príncipe en un hospital por padecer locura, apareció su hermano gritando: No lo ingreséis en el hospital!! Que no está loco!!“.
Todos en palacio se quedaron sorprendidos, por el parecido que tenía aquel mendigo con el príncipe Alex.
Alex, que venía vestido de mendigo, les explicó toda la historia, y finalmentenombraron a Luis, consejero del príncipe Alex.
La familia entendió que aunque no pudieran mantener más que a un sólo príncipe, nunca debieron abandonar a Luis en la calle.

FIN






   3. CAPERUCITA ROJA
   Había una vez una niña muy bonita. Su madre le había hecho una capa roja y la muchachita la llevaba tan a menudo que todo el mundo la llamaba Caperucita Roja.    Un día, su madre le pidió que llevase unos pasteles a su abuela que vivía al otro lado del bosque, recomendándole que no se entretuviese por el camino, pues cruzar el bosque era muy peligroso, ya que siempre andaba acechando por allí el lobo Caperucita Roja recogió la cesta con los pasteles y se puso en camino. La niña tenía que atravesar el bosque para llegar a casa de la Abuelita, pero no le daba miedo porque allí siempre se encontraba con muchos amigos: los pájaros, las ardillas..    De repente vio al lobo, que era enorme, delante de ella.- ¿A dónde vas, niña?- le preguntó el lobo con su voz ronca. - A casa de mi Abuelita- le dijo Caperucita. - No está lejos- pensó el lobo para sí, dándose media vuelta.
 Caperucita puso su cesta en la hierba y se entretuvo cogiendo flores: - El lobo se ha ido -pensó-, no tengo nada que temer. La abuela se pondrá muy contenta cuando le lleve un hermoso ramo de flores además de los pasteles.
   Mientras tanto, el lobo se fue a casa de la Abuelita, llamó suavemente a la puerta y la anciana le abrió pensando que era Caperucita. Un cazador que pasaba por allí había observado la llegada del lobo.
    El lobo devoró a la Abuelita y se puso el gorro rosa de la desdichada, se metió en la cama y cerró los ojos. No tuvo que esperar mucho, pues Caperucita Roja llegó enseguida, toda contenta.
    La niña se acercó a la cama y vio que su abuela estaba muy cambiada. - Abuelita, abuelita, ¡qué ojos más grandes tienes! - Son para verte mejor- dijo el lobo tratando de imitar la voz de la abuela. - Abuelita, abuelita, ¡qué orejas más grandes tienes! - Son para oírte mejor- siguió diciendo el lobo. - Abuelita, abuelita, ¡qué dientes más grandes tienes! - Son para...¡comerte mejoooor!- y diciendo esto, el lobo malvado se abalanzó sobre la niñita y la devoró, lo mismo que había hecho con la abuelita.    Mientras tanto, el cazador se había quedado preocupado y creyendo adivinar las malas intenciones del lobo, decidió echar un vistazo a ver si todo iba bien en la casa de la Abuelita. Pidió ayuda a un segador y los dos juntos llegaron al lugar. Vieron la puerta de la casa abierta y al lobo tumbado en la cama, dormido de tan harto que estaba.
 El cazador sacó su cuchillo y rajó el vientre del lobo. La Abuelita y Caperucita estaban allí, ¡vivas!.
    Para castigar al lobo malo, el cazador le llenó el vientre de piedras y luego lo volvió a cerrar. Cuando el lobo despertó de su pesado sueño, sintió muchísima sed y se dirigió a un estanque próximo para beber. Como las piedras pesaban mucho, cayó en el estanque de cabeza y se ahogó.    
    En cuanto a Caperucita y su abuela, no sufrieron más que un gran susto, pero Caperucita Roja había aprendido la lección. Prometió a su Abuelita no hablar con ningún desconocido que se encontrara en el camino. De ahora en adelante, seguiría las juiciosas recomendaciones de su Abuelita y de su Mamá.


                                                                            fin






4) El Pajaro viajero

Habia una vez un pajaro que desde pequeño soñaba en dar la vuelta al mundo y casarse con una pajarita bonita.
Cuando se hizo grande fue a dar la vuelta al mundo y se encontró una pajarita al otro lado del mundo que tambien soñaba con casarse con un pajaro bonito y se casaron y fueron felices.










                      5)          LOS 3 CERDITOS


Érase una vez tres cerditos que iban a construirse una casa para así estar a salvo de las garras dellobo, quién últimamente acechaba los alrededores de aquel lugar, y derribaba casas para comerse a los cerditos que habitaban dentro de ellas.
Los tres cerditos pensaban de forma distinta, asue cada uno se hizo su casa de la forma que pensaba que era la mejor.Tocinete, que era el pequeño de los tres cerditos, decidió hacerse la casa con paja para así terminar antes, e irse a jugar con el resto de cerditos.
             
Jamoncín, el mediano de los tres hermanos cerditos, se hizo la casa con madera, pues no le llevaría mucho tiempo, y podría ir a jugar pronto.
Cochinín, el mayor de los tres cerditos, decidió hacerse la casa con ladrillos, porque aunque iba a tardar más en construirla y poderse ir a jugar con el resto de cerditos, sería una casa muy resistente, y estaría a salvo del lobo feroz.
Cuando las casas de los tres cerditos estaban terminadas, de repente, un día, el lobo fue a por los tres cerditos, y éstos corriendo fueron a la casa de paja de Tocinete, sin embargo, el lobo sopló y sopló y la derribó. Así que, los tres cerditos corrieron hacia la casa de Jamoncín.
El lobo los persiguió, y al llegar a la casa de madera de Jamoncín, volvió a soplar y la casa se derribó, así que lo único que les quedaba a los cerditos era ir a la casa de ladrillo del cerdito mayor.
Los tres cerditos estaban muertos de miedo, porque pensaban que también podría derribar la casa, pero el lobo sopló y sopló y sopló, pero no pudo derribar la casa, así que se fue derrotado hacia el interior del bosque y nunca más volvió a molestar a los tres cerditos.
FIN

















                                                                             EL RATONCITO DIMINUTIVO

Érase una vez un ratoncillo muy pequeño, llamado Pérez. Tan pequeño, tan pequeño, que cuando sus compañeros le llamaban, él tenía que encender una cerilla para que le vieran.
En el cole siempre le hacían burla por su pequeño tamaño, pero a él le daba igual y hacía oídos sordos a todo lo que le decían.

Sin embargo, de lo que algunos no se daban cuenta, era que Pérez, era el único ratón que no caía en las trampas de los humanos. Cuando había que sortear las trampas para llegar a la madriguera, Pérez se las arreglaba para moverse con agilidad y no pisar nunca en el mecanismo que activaba las trampas.
Muchos ratones perecían cada día por culpa de las trampas, y el que tenía más habilidad para sortearlas, sin problemas, era Pérez.
Además, cuando algún humano salía en busca de los ratones para cazarlos,Pérez se escondía en los agujeros del queso y nunca le pillaban. Él era el único que podía hacer eso.
Llegó un día, en que los jóvenes ratoncitos querían ser como Pérez.
Y todos los ratones de la madriguera comprendieron que: lo que puede parecer un defecto se puede convertir en una virtud, si utilizamos nuestro cerebro para pensar y lo deseamos con empeño.   FIN





Ricitos de Oro y los tres osos

Ricitos de Oro y los tres ositos
Había una vez tres osos
que vivían en el bosque:
Papá oso, mamá osa
y el pequeño osito.

Un día Ricitos de Oro se perdió
en el bosque y descubrió
la casa donde vivían los tres osos.

Cuando los osos no estaban,
Ricitos de Oro entró a la casa

Ricitos de Oro probó la sopa
del plato grande.
-¡Ay! -gritó-. Esta sopa
está muy caliente.
Ricitos de Oro probó la sopa
del palto mediano.
-¡Brrr! Está sopa esta helada.
Ricitos de Oro probó la sopa
del plato pequeño.
-¡Mmm! Esta sopa está deliciosa.
Y se la comió toda.

Después de comer, Ricitos de Oro
quiso dormir un poco.
Se acostó en la cama grande y dijo:
-¡Está durisima!
Entonces se acostó en la cama
mediana y dijo:
-¡Está muy blanda!
Por último, se acostó
en la cama pequeña.
Era tan cómoda
que se quedó dormida.

Los osos regresaron a su casa.
Papá oso dijo:
-¡Alguien ha probado mi sopa!
Mamá osa dijo:
-¡Alguien ha probado mi sopa también!
El osito dijo:
-¡Alguien se ha comido toda mi sopa!

Los tres osos, tristes y hambrientos,
decidieron irse a la cama.
Papá oso dijo: -¡Alguien ha dormido en mi cama!
Mamá osa dijo: -¡Alguien ha dormido
En mi cama también!
El osito gritó: -¡Alguien está
durmiendo en mi cama!

Ricitos de Oro despertó.
Al ver a los osos saltó de la cama
y salió corriendo sin parar.

Fin.






                    




                   El cuento de Pinocho.



Erase una vez en una vieja carpintería, Geppetto, un señor amable y simpático, terminaba más un día de trabajo dando los últimos retoques de pintura a un muñeco de madera que había construído este día. Al mirarlo, pensó: ¡qué bonito me ha quedado! Y como el muñeco había sido hecho de madera de pino, Geppetto decidió llamarlo Pinocho.

Aquella noche, Geppeto se fue a dormir deseando que su muñeco fuese un niño de verdad. Siempre había deseado tener un hijo. Y al encontrarse profundamente dormido, llegó un hada buena y viendo a Pinocho tan bonito, quiso premiar al buen carpintero, dando, con su varita mágica, vida al muñeco.

Al día siguiente, cuando se despertó, Geppetto no daba crédito a sus ojos. Pinocho se movía, caminaba, se reía y hablaba como un niño de verdad, para alegría del viejo carpintero. Feliz y muy satisfecho, Geppeto mandó a Pinocho a la escuela. Quería que fuese un niño muy listo y que aprendiera muchas cosas. Le acompañó su amigo Pepito Grillo, el consejero que le había dado el hada buena.

Pero, en el camino del colegio, Pinocho se hizo amigo de dos niños muy malos, siguiendo sus travesuras, e ignorando los consejos del grillito. En lugar de ir a la escuela, Pinocho decidió seguir a sus nuevos amigos, buscando aventuras no muy buenas. Al ver esta situación, el hada buena le puso un hechizo. 

Por no ir a la escuela, le puso dos orejas de burro, y por portarse mal, cada vez que decía una mentira, se le crecía la nariz poniéndose colorada. Pinocho acabó reconociendo que no estaba siendo bueno, y arrepentido decidió buscar a Geppetto. Supo entonces que Geppeto, al salir en su busca por el mar, había sido tragado por una enorme ballena.

Pinocho, con la ayuda del grillito, se fue a la mar para rescatar al pobre viejecito. Cuando Pinocho estuvo frente a la ballena le pidió que le devolviese a su papá, pero la ballena abrió muy grande su boca y se lo tragó también a él. 

Dentro de la tripa de la ballena, Geppetto y Pinocho se reencontraron. Y se pusieran a pensar cómo salir de allí. Y gracias a Pepito Grillo encontraron una salida. Hicieron una fogata. El fuego hizo estornudar a la enorme ballena, y la balsa salió volando con sus tres tripulantes. Todos se encontraban salvados.

Pinocho volvió a casa y al colegio, y a partir de ese día siempre se ha comportado bien. Y en recompensa de su bondad el hada buena lo convirtió en un niño de carne y hueso, y fueron muy felices por muchos y muchos años.





                      DRAGO Y SU AMIGO MOQUETE

Érase una vez, un dragón, que fíjate que casualidad que tenía por nombreDrago, y que siempre estaba constipado. Todos los días, cuando se despertaba, se le caía el moquillo y tenía que ir corriendo al cuarto de baño a limpiarse.
Un día por la mañana, el baño estaba ocupado, y Drago esperó y esperó fuera del baño hasta que saliera su padre, pero su padre no salía del cuarto de baño…
Así que el moquete de Drago, se fue haciendo cada vez más grande, hasta que llegó un momento en que tomó vida propia y le dijo a Drago: “Gracias por crearme Drago, te debo la vida!!
A partir de entonces, Drago le buscó un sitio en su cuarto a su nuevo amigo Moquete, y vivieron juntos hasta que Drago cumplió 18 años y se fue a estudiar fuera de casa.


                                           LA PRINCESA Y EL ROSAL

Había una vez, en un país no muy lejano una pequeña niña que era la princesa de un castillo. Diana a pesar de su corta edad, era la encargada de mantener los jardines del palacio con la ayuda de Lucha que era además de su institutriz su confidente y complaciente amiga.
Lo que solo Lucha y por supuesto la pequeña Diana sabían era que el jardín del palacio era un jardín mágico porque ahí vivía un hermoso rosal que además de hablar procuraba las mas hermosas rosas del reino.
Cierta tarde de primavera, Diana le pidió al rosal una flor especial para su papá el Rey que en pocos días sería su cumpleaños.

- Querido rosal, dijo Diana yo se que todos los días trabajas arduamente para dar las mas hermosas flores del reino pero quisiera pedirte un favor especial.
- Se trata de mi papá, dijo Diana con seriedad. En unos días será su cumpleaños y me gustaría regalarle una flor diferente a las que él ha visto en su jardín
¿Puedes ayudarme?, dijo interrogante.
- Claro que puedo ayudarte pero me niego a hacerlo porque tu padre el Rey de unos años a la fecha se ha convertido en un gobernante necio y egoísta que se ha dedicado a maltratar al pueblo.


- Por favor rosal, tienes que ayudarme….!. Si me ayudas, usaré el mejor abono y cortaré con mayor esmero las malas hierbas del jardín.

Después de varios minutos de convencimiento, el rosal decidió ayudar a Diana con su encargo y le pidió que regresara a la tarde siguiente.
Al día siguiente princesa Diana acudió a su cita.

El hermoso rosal, le entregó a Diana una planta de un color verde brillante con un fuerte tallo y en la punta un capullo de un alegre color amarillo
Diana, un poco decepcionada por el regalo, no logra ocultar su descontento y le pregunta al rosal que tipo de flor era “esa”

- “esa” es una flor del desierto, dijo el rosal

- Esa flor, al abrir el capullo aparece una flor de un color naranja y despide un delicado aroma que impregna por días la habitación en donde se encuentra.
- Lo que también debes saber es que esta especial flor crece y muere en unas cuantas horas pero su singular perfume perdura por meses

Diana, menos preocupada, agradece al rosal el especial regalo y cumple su palabra de arreglar el jardín con el mejor abono del reino. Para cumplir con su palabra, Diana trabajó por días cortando la mala hierba y abonando el jardín.

A pocos días del cumpleaños del Rey, iniciaron los preparativos. Muchos de los súbditos del castillo no tuvieron mas alternativa que adornar, limpiar y arreglar el Castillo.

Las órdenes del Rey se escuchaban por todo el Castillo y con un trato prepotente indicaba a sus vasallos donde colocar las mesas y preparar el camino para el desfile.

El derroche del rey era evidente pero su pueblo que aún recordaba los buenos tiempos, finalizó los trabajos en tiempo.

Mientras tanto, la princesa Diana escondió la flor del desierto hasta el día del cumpleaños de su padre. Ese día la princesa llevó la flor hasta la habitación del Rey y con una gran sonrisa entregó a su padre el regalo que con mucho esmeró cuidó y escondió para que fuera una sorpresa.

El Rey mas preocupado por los detalles del desfile que en el obsequio de su hija; apenas y prestó atención de las indicaciones de su hija ya que debía estar en su habitación antes de media noche, hora en la que la flor abriría su capullo.

El desfile inició según lo previsto; majestuosos elefantes encabezaron el evento, le siguieron caballos e intrépidos malabaristas. Una larga fila de carruajes de diversas provincias del reino, acudieron a visitar al Rey más por temor a represalias que por el gusto de felicitarlo. Grandes platillos se sirvieron. Un enorme lechón al centro de la mesa, platillos de diversos sabores, vino y bebidas exóticas preparadas para tal ocasión se sirvieron sin medida.

Con el alboroto de los festejos, el despreocupado Rey llegó a su habitación cuando el último pétalo marchito de la flor, se desprendió de su cáliz pero un hermoso aroma impregnó la habitación. Al instante comprendió que no prestó atención al regalo de su hija pero se quedó dormido por todas las actividades realizadas en el día.

Al despertar el Rey se sentía muy triste por haber fallado a las indicaciones de su hija y arrepentido decidió hacerla llamar para contarle lo sucedido.

- Querida hija, dijo el Rey
- Te debo confesar, que por mis execos en el desfile que yo mismo me organicé, no llegué a mi habitación a la hora indicada para presenciar como abre el capullo de la flor que tu me obsequiaste por la mañana

Diana con lagrimas en los ojos escuchó la explicación de su padre pero también le confesó el arduo trabajo que realizó para conseguir su especial regalo. El Rey sintió agradecimiento y arrepentido, le prometió a la pequeña Diana que cambiaría su forma de proceder y prestaría mas atención en sus consejos y en las protestas de su pueblo.
Desde aquel día, el rey modificó su comportamiento con todas las personas del Reyno en especial con la pequeña Diana con la que ahora compartía momentos de mucha armonía. Ese fue el principio de días maravillosos entre el rey, Diana y muchos trabajadores del reino 













1)              LA HORMIGA Y EL GRANO
Érase una vez una hormigallamada Junca, muy trabajadora, que vivía en el hormiguero con el resto de su familia, unas 50.000 hormigas.
Las hormigas cargaban el grano para el invierno en un almacén, y así cuando llegara el frío podrían disponer de alimentos para todas. Pero este año, el grano era de muy pequeño tamaño y era difícil de transportar. Se llegó a una situación de pesimismo en la que, hasta las hormigas más sabias, desconfiaban de que pudieran sobrevivir al invierno.
Mientras tanto, Junca quería cargar más grano, para ayudar aún más a su familia, y comprendió que transmitiendo su optimismo al resto de hormigas, lo conseguirían.
                        
Entonces, fue a entrenarse con una hormiga más fuerte que ella, que se llamabaPepe. Pepe le enseñó los trucos para cargar más grano con el mismo esfuerzo. Junca ensayó durante unos días y cada vez era capaz de cargar más grano.
Cuando Junca se vio preparada para transmitir su mensaje, convocó al resto de hormigas y les dijo: “Ya sé que pensáis que no sobreviviremos al invierno. Pero tengo la solución: En primer lugar debéis creer que lo conseguiremos, y en segundo lugar, os enseñaré los movimientos que debéis realizar para cargar más grano.”
De esta manera, todo el hormiguero se puso a trabajar como dijo Junca, con optimismo, y antes de que llegara el invierno ya habían recolectado más grano que el año anterior. Por lo que, gracias a Junca, todas las hormigas sobrevivieron al invierno sin ningún problema.
FIN














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